domingo, 3 de mayo de 2009

EL AÑO QUE VIVIMOS EN PELIGRO

Nostradamus: "In the City of God there will be a great thunder, Two brothers torn apart by Chaos, while the fortress endures, the great leader will succumb. The third big war will begin when the big city is burning" (Nostradamus 1654).

Traduccion: "En la ciudad de Dios habrá un gran trueno. Dos hermanos se destruirán por el caos, mientras la fortaleza dure, el gran líder sucumbirá. "La tercera gran guerra comenzará cuando la gran ciudad esté ardiendo".

12/09/01

El año que vivimos en peligro

Difícil escribir. O al menos hacerlo de buen humor. Imposible. Ayer discurría mi día en absoluta y tranquila ignorancia. Ni imaginaba, ¿acaso alguien sí podía?, la tragedia que estaba aconteciendo en ese preciso instante. Un mensaje en el contestador. Es Emilia, su voz tiembla, balbucea al borde del llanto, de la angustia. "¿Te enteraste lo de Nueva York, lo de las Twin Towers? Se cayeron, se cayeron" . La llamo y me da ocupado. ¿Pero de qué habla esta mujer, cómo que se cayeron las Twin Towers, está loca? Recuerdo que salió conmigo cuatro años y reflexiono. No me suena tan ilógico que haya perdido la razón. Me abalanzo sobre la televisión. Y entonces si lo veo. No, Emilia no está loca, claro que no. Es el mundo el que lo está. ¿Aviones de pasajeros kamikazes arrojándose sobre torres gigantescas, llenas de gente, de vida? ¿Es esto posible? Las Twin Towers derrumbándose, el Pentágono en llamas... Me acuerdo de “La Guerra de los Mundos”, de la parodia de Orson Welles sobre la historia de su tocayo H. G. ¿No será un broma, gigantesca sí, y de claro mal gusto pero broma estúpida al fin?. Si hace no tanto estuve allí sacando fotos. El humo se expande. Las imágenes se repiten en todos los canales. El llanto, la sangre, gente que salta de una muerte a otra. Y la imagen, asesina e inmortal. Tal vez la más trágica e increíble toma que se haya filmado. El avión y su parábola asesina. El estallido. Todo en vivo. En directo. América, el mundo occidental recibiendo un ataque al corazón y transmitiéndolo en vivo. Ni el guionista más aventurado se hubiera atrevido. Andrea llora a mi lado. Son lágrimas de sorpresa, de miedo, de dolor. Pienso en Pearl Harbor, ¿es comparable? Tal vez. Pero estaban en guerra. ¿Y esto no es acaso el comienzo de otra? Es un Bush, nefasto apellido, quien gobierna Estados Unidos en estos días. Más peligroso que mono con navaja. Bush con misiles. Su discurso llega, con retraso pero llega. "Lo pagarán". ¿Quiénes, los musulmanes, cuáles? No es sólo la tragedia del hoy, es el saber, el intuir lo que vendrá. Recuerdo la bomba de la AMIA, en Buenos Aires. Bien, esto son diez, cien AMIAS. Los países del oriente se apuran por desacreditarse, por enviar sus condolencias. Ni Palestina, ni Irán, ni Afganistán. ¿quiénes entonces, quiénes lo pagarán?
Todos. Todo el mundo. Es el comienzo del fin. ¿Suena trágico, verdad? Pero el ver las Torres Gemelas, o más bien, el ya no verlas, la gente corriendo por Broadway llena de sangre, de humo. Imaginar el número de víctimas. ¡Es Nueva York joder! Son los yanquis. ¿Alguien duda la tormenta que se avecina?
Lloverán misiles. Llegan imágenes inoportunas y cizañeras. Son palestinos, en Jerusalén, saltan, festejan. Los niños sonríen. El demonio americano está de rodillas. Claro, hace años que ellos no hacen más que recibir bombardeos, la tragedia propia, esas bombas americanas que llegan día por medio, pero claro, con menos difusión. Ahora no son ellos los que son bombardeados. Los otros, sus "enemigos", lo sufren en carne propia. Festejan como si hubieran ganado la Copa del Mundo. Jerusalén festeja la matanza. Vaya paradoja, la reina de todas. El anticristo se decidió a venir. Y lo hizo en forma de Boeing 747. La imagen se repite, una y otra vez. Y otra más. El impacto, el fuego, el derrumbe. El humo en la manzana. Ni la profecía más delirante. Sólo Nostradamus. Sólo él. Hoy el presente es una herida. Y el futuro duele. Habrá un antes y un después de este día. En la historia. No hay mérito alguno en la certeza. Por el significado, por el lugar, por la cantidad de víctimas, y sobre todo, por las seguras y temidas consecuencias, no es aventurado afirmar que vivimos la peor tragedia de los últimos cincuenta, sesenta años. Habrá investigaciones, análisis, que fue una rama del terrorismo, que fueron los talibanes. Lo cierto es que al menos cuatro aviones de pasajeros fueron tomados por terroristas y obligados a chocar contra objetivos muy claros. ¿Cómo protegerse ante esto? ¿Cómo preverlo? Si ni ellos pudieron, ni siquiera los norteamericanos. ¿Qué les queda a los demás? Es el socialismo que uno nunca hubiera querido. Somos todos iguales en la desgracia. Claro, también hablan las huellas de la historia.
Hiroshima, Nagasaki, Vietnam, Corea, hasta la Guerra del Golfo. Ningunos santos estos yanquis. Ni hablar de su promoción y apoyo sistemático a todos los gobiernos de facto en el resto de América en décadas pasadas. Apoyo con dinero, con tropas, con armas. ¿Cuántas muertes causó su política imperialista? Esto no es justificar lo injustificable. Es revisar un poco la historia reciente del siglo que acaba de irse. ¿Qué habrá sentido alguno de los sobrevivientes de la bomba atómica? ¿Es comparable? ¿Son hermanos ahora de quiénes lograron huir a tiempo de las Torres Gemelas? No creo que haya contradicción. ¿La hay en el dolor? Pero al ver una y otra vez las torres caer, no puedo dejar de pensar en las tragedias que uno acuña en la memoria.
Las antes nombradas, ¿y cuántas más? Demasiadas. El deseo es que este terrible punto de inflexión sirva de algo. Que no sea el comienzo de la venganza sino de la reflexión. Que no haya dos mundos. Ni tres. Sólo uno.
Que no empecemos a ver la sangre recién cuando ésta nos salte en la cara.
Por desgracia toda mi esperanza se desvanece al pensar en Don Bush. No creo que sus pensamientos coincidan con los míos. "Lo pagarán". Si al bombardearles Pearl Harbor no tardaron más que horas en mandar a bombardear Japón, ¿cuánto habrá que esperar para ver los Cazas americanos en acción? Ni siquiera se puede tratar de dilucidar entre el medio vaso lleno y el medio vacío. No cuando el vaso se ha roto. La Bestia está herida. ¿Relamerá sus heridas o descargará su furia ciega buscando revancha? Los días venideros traerán las respuestas. ¿Cuánto deberá pasar para subirse a un avión sin miedo, a un ascensor? Me acuerdo de Lennon, peleaba por un mundo en que gobiernen la paz y el amor. A él lo mataron, fue en Manhattan también. Más de 20 años han pasado. Y hoy, en este 2001 de ciencia ficción, "the dream is over", el odio y el terror han tomado el poder.


Mariano Gómez Carchak
mgomezcarchak@hotmail.com

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